Ese día
Vivía con la firme convicción de que no era igual a nadie, pues no seguía los impulsos desesperados de la vida común.
Sus decisiones fueron tomadas en momento esperado, con el rumbo acordado y así la senda se iría trazando con cada una de ellas.
Sus pasos se iban marcando sin dejar demasiadas huellas. Había cosas que eran necesarias en ese camino: mirar atrás no era ya algo que le interesara pero le servía de pauta para no tropezar, o al menos eso esperaba y le gustaba creer que no caería, le daba fuerza.
El tiempo le daba una ayuda pero también era un enemigo, pues cada minuto que pasaba le acercaba o alejaba del lugar donde deseaba estar. No podía evitar ansiar que pasaran los minutos, las horas...y que llegase ese día.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario