12 de octubre de 2006

La mente puede ser traicionera.

Cuanto más quisieras recordar algo útil, mas pronto lo olvidas. No es así, cuando tratamos de dejar atrás recuerdos dolorosos. A veces vuelven y te lastiman.

Somos desgraciados (o agraciados) según vengan los recuerdos y según olvidemos (o recordemos) aquello que nos haya pasado.

Bien aventurados somos cuando tenemos la felicidad del no olvido

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Aclaración

Suelo inspirarme en imágenes propias y ajenas. Pero muchas de las fotografías que ilustran mis escritos son gracias a los fotógrafos que comparten sus fotos en Flickr. Puedes ver y usar las mías aqui.