Frío
No sabía porque tenía que ser así...sus manos estaban congeladas. Los dedos, huesudos y fragiles, rojos... le dolían. Su corazón también. Pero no buscaba nada que los calentara... se mantenían con ese conocido entumecimiento... la frialdad de las manos se extendía hasta las muñecas. El aire del ambiente propiciaba el congelamiento. ¿O acaso sería la frialdad de su existencia? El corazón latía lentamente.
Se fué para buscar aquéllo que pudiera ser la única razón para desentumecer su alma.
No sabía si lo encontraría...no sabía si buscarlo... pero de algo estaba seguro... no quería sentir más frío.
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