El peor miedo
Ella tenía un solo miedo.
Esa noche, su miedo llegó. Se sentó al lado y se quedó ahí. Nada pudo impedir que se fuera. Nadie pudo arrancarlo ni espantarlo. Su miedo, insensato, desnudo, misterioso y pensativo no quería irse.
Con solo pensar en su nombre, el miedo se apoderaba de ella, burlesco. Si le veía dormida en la cama, serena y calmada, todo se le nublaba en sueños para aparecérsele de nuevo trepándose a su cabeza. Le tiraba los cabellos que tanto le costaba peinar; le escondía la ropa mas linda, esa que usaba para ocasiones especiales; y golpeaba su corazón cuando se veía en el espejo.
El miedo de perder un amor, es el peor de todos.